1840: en Kanagawa, la gran bahía de Tokio, el maestro Hokusai decidió abrir una escuela de pintura para compartir su arte con sus discípulos. Tú eres uno de esos discípulos, y lo que más deseas es demostrarte a ti mismo que eres digno del excéntrico y venerable artista. Sigue sus enseñanzas para ampliar tu estudio y pintar tus motivos preferidos.
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El arte de Hokusai
Estamos en plena época Edo del Japón, periodo caracterizado por ser un periodo de florecimiento de las artes. Una de ellas fue la pintura, en especial el Ukiyo-e que es un género particular del Japón. En Kanagawa seremos discípulos del maestro Hokusai, uno de los artistas más representativos de esta rama de la pintura. Dentro de la caja encontraremos componentes finamente detallados. Primero tendremos un tablero hecho de bambu bastante llamativo y muy bonito. Después tendremos las cartas de pintura que contendrán distintas figuras, desde árboles hasta actores del teatro Kabuki. Cada una de estas cartas está finamente diseñada y se divide en dos partes, por un lado la parte de la pintura y por otro la parte de la técnica que explicaremos más adelante. Resalta, además, la calidad de las fichas de pincel, finamente tallados en madera. El objetivo de Kanagawa será, pues, convertirnos en el discípulo más valioso para el maestro. Para ello tendremos que seguir las técnicas del maestro prestando especial atención al cambio de estaciones. Al inicio del juego todos recibirán un lienzo inicial con una técnica inicial. Le llamaremos técnica a la habilidad de pintar un tema en específico. Al inicio de cada ronda de juego se repartirán tantas cartas como jugadores haya en el tablero (siempre habrá una carta boca abajo y otra descubierta) y cada uno deberá escoger pasar o tomar cartas de una sola columna. Si todos pasan se reparten nuevamente las cartas. De ahí que uno podría tomar 1, 2 o 3 cartas dependiendo de en qué momento pasó. Al tomar cartas, uno escoger una columna, toma la(s) carta(s) y debe escoger entre pintar o añadirlas como técnica. Para pintar una carta se necesitará tener la técnica de color requerida por la carta y una ficha de pincel disponible para colocarla encima. Si se decide quedarse con la carta como técnica, se coloca la carta como técnica y ya se podría usar dicha técnica en el futuro. Cuando se haya cumplido ciertas condiciones en el lienzo se podrá obtener un diploma. Estas condiciones varían desde tener 4 árboles o 2 personas diferentes pintadas. Estos diplomas otorgarán puntos de victoria para el final de la partida. La partida acaba cuando se acaba el mazo de cartas o cuando alguien tiene 11 cartas en su lienzo. Se puntuará por cantidad de cartas de pintura, secuencia de una misma estación, puntos adicionales de las cartas y los diplomas. La parte más difícil del juego será, pues, el momento en el que decidimos qué cartas tomar. Muchas veces tendremos que escoger una carta sin saber su contenido que podría restarnos puntos para el final. No es pues una mecánica muy compleja o que implique mucha abstracción. Con lo que nos encontramos frente a un juego que puede ser explicado rápidamente y que está diseñado para pasar un buen momento entre amigos o familiar. El arte del juego es excelente, el cual ayuda mucho a la temática del juego. Cada componente nos hará sentirnos como verdaderos estudiantes de pintura Ukiyo-e. Es pues un juego bastante recomendado a personas que recién están explorando el mundo de los juegos de mesa o para amantes del arte japonés. Sin embargo, quizás no sea una buena opción para aquellos que buscan un juego complejo o con una mecánica más abstracta. En cualquier caso ¡la oportunidad de ser el nuevo discípulo del maestro Kokusai está abierta para todos!
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Buen juego
Kanagawa es un juego entretenido con una gráfica bonita y atractiva. Algunos aspectos de las reglas no están tan claras pero de todas maneras se puede jugar.